El origen mítico del nombre del mar Egeo

Mar EgeoPor si alguien no lo recuerda, el Egeo es la parte del mar Mediterráneo que separa nuestra querida Grecia de Turquía. Como podéis imaginaros, es testigo directo de la historia de los Helenos, sus orillas han visto reyes puestos y depuestos, hombres y mujeres extraordinarios tomar forma de mitos y sus aguas han servido de pasaje y refugio a cientos personajes ilustres y han contenido batallas que fraccionaron y unieron a Grecia.

Pero ¿qué tierras son estas? ¿Qué batallas? Y... ¿qué hombres y qué mujeres? Pues las tierras son Atenas, Esparta, Tebas, Corinto, Delfos, Troya, Lesbos, Samotracia; las guerras y batallas son la del Peloponeso, la de Troya, las Médicas, Termópilas, Salamina y Maratón; los personajes... uno de ellos era Egeo


¿Quién era Egeo?

Así a bote pronto, quizá este tipo no suene absolutamente de nada, pero fue el noveno rey de Atenas. Lo más interesante de su vida puede que fuera su hijo e, irónicamente, su muerte.

Tuvo este niño tras consultar al oráculo de Delfos acerca de su incapacidad para tener hijos después de dos matrimonios fallidos y que la Sibila le respondiera que no se emborrachara hasta que llegase a Atenas. Sin embargo, Piteo, regente de Trecén, donde hizo una pausa en el camino, lo emborrachó para que yaciese con su hija Etra. Su nombre era Teseo.

Pero contemos la historia en orden: antes hablemos de Androgeo. Este chico, hijo del rey Minos de Creta, había ganado de manera aplastante los juegos panatenienses, y Egeo lo aprovechó para lanzarle un nuevo reto  (recreacción dramática):
"Has demostrado tu destreza física y valentía en estos juegos y tu destreza con las armas es casi inigualable, así que ve y mata al toro de Maratón, que ahora mismo asola nuestras regiones, y serás recompensado grandemente y tu gloria conocida allá donde pises."
Como no podía ser de otra manera, Androgeo murió en el combate y su padre, Minos, ya que estaba, invadió el Ática para vengar la muerte de su hijo. Ganó el combate y no se dignó ni siquiera a matar a todo lo que encontró a su paso porque tenía una idea todavía mejor: impuso como tributo que cada año se le enviara a siete doncellas y a siete jóvenes atenienses.

¿Para qué? Bueno, este buen hombre tenía otro hijo, el Minotauro, que se los hincaba sin contemplaciones. Se ve que al muchachote le gustaba la carne fresca. Ante esta situación indignante, Teseo -del que otro día contaremos su historia- se ofreció como voluntario cuando cumplió la mayoría de edad y se incluyó en una de las ofrendas.

El barco que se encargaba de transportar los jóvenes a su muerte solía llevar las velas negras al volver de la isla, en señal de luto, y el trato de Teseo con su padre fue que, si lograba el triunfo, cambiaría las velas por blancas.

Barco de Teseo
Las reflexiones de Teseo.
Egeo se obsesionó con la partida de su hijo, puesto que era el único que tenía tras haber desterrado a la bruja Medea y a su supuesto hijo Medo -las malas lenguas dicen que era realmente de Jasón- por intentar asesinar a Teseo, por lo que cada día se subía al cabo de Sunión para ver la llegada del barco.

Y Teseo triunfó, por supuesto, porque era un crack -ya lo veréis-. Pero no habría haberlo conseguido sin la ayuda de Ariadna, hija del rey Minos también, que se enamoró de él y decidió ayudarlo en su huida -otro día hablaremos de cómo lo ayudó-. No obstante, Teseo, que era muy fuerte pero no muy listo ni decente, decidió dejarla abandonada en una isla. ¿Creéis que tendría miedo al compromiso?

De todas maneras, se quedó pensativo y no dejaba de darle vueltas una y otra vez a lo que había hecho sin parar. Esto provocó que olvidara cambiar las velas del barco y, cuando Egeo las vio todavía negras, entristecido indeciblemente por la muerte de su hijo, decidió suicidarse tirándose desde el cabo al mar.

Desde entonces, el mar que también vio morir a este hombre desdichado lleva su nombre.

Ilustración original del barco por Philip Martin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario