Expresiones latinas (III): Veni, vidi, vici


Imaginaos a un César triunfante después de ganar una Guerra Civil que tenía todas las de perder y que, claro está, era contra el Senado romano y su “enemigo íntimo” Pompeyo. Añadidle a la ecuación, además, entrar en Egipto y conseguir deponer a un faraón, Ptolomeo XIII, por otro, su amada Cleopatra y hermana de este último. Agreguémosle, además, la celebración de cinco triunfos seguidos por un destacado mérito en el arte militar, ¡cuatro de ellos celebrados en el mismo mes!

No sé en vuestra mente, pero en la mía, César no podía estar otra cosa que venido muy, muy arriba y que pronunciara esta frase para coronar una batalla que ganó prácticamente sin pestañear, tiene todo el sentido del mundo. Hay que reconocerlo.

La batalla tuvo lugar contra Farnaces II, hijo de Mitrídates VI –famoso por una entrada anterior de este mismo blog-, y se buscaba castigar a sus seguidores a la vez que quitarlo del medio a él, ya que estaban tratando de soliviantar a la parte de Asia controlada por Roma para que se levantara contra la el poder romano.

César, ni corto ni perezoso, marchó contra él al mando de tres legiones y destrozó por completo al ejército del impetuoso Farnaces, compuesto de veinte mil hombres y situado cerca del actual pueblo de Zile, Turquía, y dejó que los pocos supervivientes huyeran para, quizá, quién sabe, contar cómo ocurrió la estrepitosa derrota y darle más gloria a los vencedores romanos.

Cuentan los historiadores de la época –Suetonio, Plutarco- que la batalla, y por tanto la victoria, se llevó a cabo con tanta celeridad, que César reflejó sus pensamientos acerca del encuentro en una única frase, que recogió en una carta que recibiría su amigo Amincio y que debía leerla ante el Senado romano.
Esta frase fue:


En latín, como todos –o casi todos- ya sabemos, significa “Vine, vi y vencí” y quiere decir que, un asunto que en teoría debería ser trabajoso, se ha sobrepasado no solo con prontitud, sino también sin llevarse rasguño alguno.

Cuenta Plutarco que, cuando le concedieron otro triunfo por esta victoria –la importancia política fue extrema, ya que los habitantes del local no volvieron a amenazar el poder de Roma-, entre los ornamentos había carteles con estas mismas palabras, como si fueran pancartas.

Fuentes: 

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