Analizar oraciones (I): ¡Los cuatro métodos más efectivos para reconocer el sujeto!

Como todos sabemos, para que un enunciado sea una oración, sintácticamente hablando, debe llevar un verbo. Si no lleva verbo, sería una frase (¡recuerda en esta entrada la diferencia entre oración, enunciado y frase!).

Y por culpa de esos verbos (¡¡malditos!!), la oración se divide en Sujeto y Predicado. El primero suele hacer referencia al "agente de la acción", es decir, nombra a quien realiza la acción y a veces a quien se ve afectado por ella. El segundo, nos especifica que ocurre con la acción.

A veces, aunque parezca mentira, el agente de la frase es complicado de averiguar, pero ¡no os preocupéis más! En esta entrada, contaremos los cuatro métodos más efectivos para reconocer el sujeto de la oración.

Método 1: ¡La desinencia verbal, tu amiga!


Por suerte o por desgracia, los verbos en español tienen desinencias verbales. ¿Esto qué es? Pues que tienen terminaciones diferentes. Estas terminaciones cambian según el tiempo, pero también según la persona.


Las últimas son las que nos interesan a nosotros y, para ello, lo primero que tendremos que hacer es localizar el verbo de la oración. Veamos un ejemplo:

Batman machachó a todos los malos en un santiamén.

Como podéis ver, el verbo de la oración anterior es "machacó" y su desinencia es "ó", que es la desinencia de "tercera persona del singular". Por tanto, nosotros deberemos buscar en la oración una "tercera persona del singular", que inevitablemente es "Batman".

Este método es especialmente efectivo en oraciones que tienen el sujeto omitido y que, por tanto, no se encuentra expresado en la oración. Como ejemplo:

Me robaron todo el dinero de mi hucha.

En esta oración, la desinencia es "aron", que equivale a una "tercera persona del plural". Como no hay en la oración ninguna tercera persona y plural aún menos, el sujeto debe estar omitido. Sería "Ellos".

Método 2: ¡Preguntando se llega a Roma!


Cuando vamos de viaje, puede darse el caso de no tener ni idea de dónde estamos o de no saber cómo se llega de un sitio a otro. El orgullo y la verguenza pueden, a veces, quitarnos la idea de no querer preguntar a nadie por la calle, pero aquí estamos en clase. ¡Tenemos que dejar el orgullo a un lado!

La razón es que uno de los métodos más comunes -y buenos- de averiguar quién es el sujeto de la frase es, precisamente, preguntar "quién" al verbo.

Esta pregunta es especialmente efectiva, como veis, cuando el sujeto es el individuo que realiza la acción de la oración o es quien la sufre. Ejemplo:

Jaimito estaba resfriado hasta las trancas

No me digáis que no sufre :(

Método 3: Cambia, cambia, que yo te aviso.


Este método, personalmente, me encanta, porque te ayuda a pensar en cómo funciona los engranajes del lenguaje.

En español, tenemos un fenómeno lingüístico que se llama la "concordancia", que hemos heredado del latín. La "concordancia" quiere decir que, dos palabras que tienen relación entre ellas, tienen que coincidir en género y número.

La concordancia se ve muy fácilmente entre un sustantivo y un adjetivo, por ejemplo: "niño bueno". ¿Coinciden en género y número, verdad? Porque a nadie se le ocurriría decir "niño buena"...

Bien, pues para adivinar el sujeto de una oración, nosotros lo que hacemos es cambiar de número el verbo. Si alguna otra cosa debe cambiar, eso es el sujeto. ¿Por qué? ¡¡Pues porque la concordancia debe mantenerse a toda costa!! En el ejemplo, cogemos la oración del primer método:

Batman machacó a los malos en un santiamén

Cambiamos el verbo de número.

Batman machacaron a los malos en un santiamén

¿No tiene sentido, verdad? ¿Debería cambiar algo? ¿Batman, verdad? Vamos a poner la oración en plural también.

Batman y Robin machacaron a los malos en un santiamén.

Claramente, Batman es el sujeto de la oración original. Si la oración estuviera, originalmente, en plural, lo que haríamos sería cambiarla a singular.

Método 4: Una sustitución vale más que mil preguntas


Por último, tenemos el último método, pero no por ello el menos importante. De hecho, para seros sinceros, es mi favorito.

En esta ocasión, lo que haremos será sustituir partes de la oración por "ese, esa, eso" o "esos, esas", literalmente, sin añadir preposiciones o conjunciones.
Este método es especialmente útil cuando nos encontramos con oraciones que llevan los verbos "gustar", "amar" o "encantar", verbos intransitivos -verbos que no llevan objeto directo-, o que tienen alguna oración subordinada. Aquí van algunos ejemplos:

Me encantan los huevos con patatas

En esta oración, "los huevos con patatas" puede sustituirse por "esos", ¿verdad? Además, no queda más remedio que "los huevos con patatas" sea el sujeto, pues este tipo de verbos no lleva objeto directo.

Mis primos vinieron ayer por la tarde de Barcelona

En esta ocasión, lo único sustuible es "mis primos", por lo que, de nuevo, hemos sacado el sujeto de manera bastante fácil.

El único problema de este método viene cuando nos encontramos con oraciones transitivas, es decir, oraciones que llevan Complemento Directo. Aquí, tendríamos que combinarlo con los métodos para averiguar el complemento directo y descartar.

¡Y nada más! Ahora solo queda acostumbrarse y encontrar el método que más os guste y se adapte a la oración que tenéis delante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario