Segunda Declinación latina: Enunciación e identificación


Seguimos avanzando en nuestro proceso de identificación y hoy le toca el turno a la Segunda, que, en comparación con las demás, tiene bastantes variantes diferentes. Sin embargo, ¿es esto un problema? No, porque, la vocal previa a la terminación es la que nos va a dar la pista.

Pero empecemos por la enunciación.

Enunciación


En la lengua latina esta herramienta es muy importante. Nos va a dar las dos formas de la palabra que más nos deben importar, que son el nominativo y el genitivo. El primero nos entrega la forma “base” de la palabra; el segundo nos da el genitivo, que nos muestra la raíz y el tema.

¿Pero cuál es su utilidad exactamente? Pues esta:

La enunciación nos muestra la forma que debemos buscar en el diccionario. Es decir, si una palabra de la Segunda se enuncia “Dominus, domini”, eso es lo que tendremos que buscar.

Además, nos señala la declinación en la que se inserta. ¿Cómo es esto? Pues porque, cada declinación tiene un género único y distinto. Por esto, si prestamos atención únicamente a la segunda parte de la enunciación, seremos capaces de distinguir una declinación de otra. Si os fijáis, en el ejemplo de arriba y cortáis la terminación, veréis que el genitivo de la Segunda se forma en “-i”.

Identificación con enunciación


Pero veamos cuál es el proceso de identificación exactamente. Hemos dicho que, si nos dan la enunciación y el genitivo termina en “-i”, la palabra pertenecerá a la Segunda, ¿no? Bien, pero veamos algunos ejemplos.

Puer, pueri --> Nos fijamos únicamente en el genitivo. Acaba en “-i”, ¿verdad? Pues es de la segunda. No importa que el nominativo no acabe en “-us”, que es a lo que estamos acostumbrados.
Vir, viri --> De nuevo genitivo en “-i” y nominativo poco común, como en el caso anterior. Aun así, también de la Segunda.
Legatus, legati --> Representación tradicional de la Segunda Declinación con genitivo, por supuesto, en “-i”. De la Segunda entonces.
Res, rei --> Pero, ¿y esta? Cuidado. Aquí tenemos una “e” que es parte del tema, de modo que no es de la Segunda, sino de la Quinta, que es la declinación en “e”.
Tempus, temporis --> ¿Y aquí? Tenemos un nominativo en “-us”, que es característico de la Segunda, pero no os dejéis engañar. Su genitivo es en “-is”, de modo que pertenece a otra declinación. En este caso, a la Tercera.

Identificación sin enunciación


Todo esto de la enunciación está muy bien, ¿verdad? Parece bastante clarito. ¿Pero qué pasa si no la tenemos? ¿Qué pasa si vemos la palabra ya declinada, en una oración o un texto?

Pues la lógica que vamos a seguir cambia un poco, pero no es nada complicado. En el caso de la Segunda, lo que haremos será fijarnos en la vocal que tenemos antes de la terminación o en la misma terminación. Por eso, tendremos que prestar mucha atención a la presencia de la “u” o de la “i” final, principalmente.

Como te puedes imaginar, hay que saberse perfectamente bien las terminaciones para poder cortar bien.

Veamos ejemplos:

Verbum --> Como vemos, aquí tenemos una vocal “u” justo antes de la terminación “m”. Por eso, apostaremos que es de la Segunda.
Populi --> En este caso, la vocal “i” final se hace patente. De nuevo nos quedamos con que pertenece a la Segunda.
Templa --> Al tener una “a” podríamos pensar que es de la Primera. Sin embargo, debemos recordar una cosa: todos los neutros plurales hacen nominativo, vocativo y acusativo en “-a”. De esta manera, “Templa” es un neutro, claro, de la Segunda.
Amicis --> Aquí de nuevo nos encontramos una “–i”, pero no es final. ¿Podría ser de la Segunda? Sí, y también de la primera. ¿Por qué? Pues porque en estas declinaciones, dativo y ablativo plurales se hacen en “-is”.
Cornu --> La “u” está aquí más clara que el agua cristalina. Sin embargo, ¡mucho cuidado! En este caso, la palabra pertenece a la Cuarta Declinación, que es la declinación en “–u”.

Entonces, una pregunta, si la Cuarta y la Segunda, ambas, son declinaciones en “-u”, ¿como las distinguimos? Es difícil a primera vista, pero vamos a quedarnos con esto. El número de palabras de la Cuarta declinación es bajísimo. Por eso, por estadística, la mayoría de palabras que veamos en “-u” serán de la Segunda.



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