La Concordancia es un fenómeno que recorre una lengua de arriba a abajo. Yo me atrevería a decir, de hecho, que es el fenómeno que más marca la gramática de cualquier idioma.
Diría aún más: es lo que mantiene más unida a una lengua a la hora de funcionar, en el vivo y el directo, y lo que provoca que los mensajes para nosotros tengan más sentido que ninguna otra cosa.
Por eso une más que el pegamento. Más que una hipoteca. Más que un hijo.
La Gramática
En entradas anteriores, hemos hablado de lo que es la Gramática. Y dijimos una cosa la mar de sencilla sobre ella. La definíamos como:
La gramática estudia la estructura de las palabras, su forma, su significado y, sobre todo, las formas en las que las palabras y las partes de las palabras se combinan.
Pues bien, la concordancia es una de esas relaciones que unen las palabras unas con otras. Y consiste en lo siguiente:
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La Concordancia
Es el fenómeno gramatical que obliga a que una palabra relacionada con otra tenga los mismos accidentes gramaticales.
No puedo decirle, en ningún caso, muchacho loca, muchacho locos o muchacho locas. La gramática de la lengua no funciona en estas expresiones y, además, es posible que mi cerebro ni siquiera entienda lo que me quieren decir.
¿A qué palabras afecta?
- Sustantivos: debe concordar con el adjetivo que lo califica o con el verbo si funciona de sujeto. Ejemplo no válido: *cabeza grandes / Ejemplo válido: cabeza grande.
- Adjetivos: debe concordar con el sustantivo al que califica. Ejemplo no válido: *bolígrafo roja / Ejemplo válido: bolígrafo rojo.
- Verbos: debe concordar con el sustantivo que tiene función de sujeto. Ejemplo no válido: / Ejemplo válido:
- Determinantes: debe concordar con el sustantivo al que acompaña.
- Pronombres: debe concordar con el adjetivo que lo califica o con el verbo, si tiene función de sujeto.
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